Tres formas de probar Linux manteniendo a salvo tu Windows
¿Eres usuario habitual de Windows pero te atrae la idea de probar Linux? ¿Te da miedo perder tus datos y/o la instalación de Windows dejando bloqueado tu equipo? Tranquilo, hay varias fórmulas para probar Linux y mantener a salvo tu Windows.
Compraste el equipo informático de tus sueños, lo desembalaste y cuando arrancaste te encontraste con un software pre-instalado que terminó de instalar el sistema operativo. En nueve de cada diez casos el sistema operativo será Windows. El resto se lo reparten los Mac de Apple y los pocos fabricantes que pre-instalan Linux en sus equipos, con Mountain como gran protagonista.
En empresas y administraciones más de lo mismo. Microsoft domina el canal de forma absoluta y Windows es el gran estándar en sistemas operativos de escritorio. Por otro lado, intentar comprar equipos informáticos sin ningún sistema operativo es toda una odisea ya que son contados los fabricantes que lo ofrecen y no en todos los modelos, además de los problemas que puede reportar al usuario de a pie recibir un equipo sin sistema operativo.
El mercado podría abrirse si se extiende el reciente fallo del Tribunal Supremo italiano declarando ilegal la práctica de obligar a los usuarios a pagar por una licencia de Windows pre-instalado cuando compran un nuevo PC y si no van a utilizarlo. Será para el futuro porque de momento el sistema de Microsoft sigue instalado en la mayoría de equipos.
Y aquí es donde llegamos a un usuario inquieto que quiera probar otras alternativas pero manteniendo su Windows. Una de ellas pasa por intentar instalar Mac OS X bajo técnicas dehackintosh ya que no Apple no vende licencias a terceros ni a usuarios que no tengan un Mac. Otra de ellas es usar una distribución GNU/Linux, software libre y gratuito que puede convivir con nuestro Windows obteniendo las ventajas de las dos plataformas.
¿Cómo lo hacemos? Vamos a utilizar Ubuntu para el ejemplo aunque la variedad de distribuciones con sus distintos gestores de escritorio nos ofrece una gran amplitud de alternativas, dependiendo de nuestros gustos y del nivel hardware de nuestro ordenador ya que Linux ofrece variantes para equipos antiguos de menor potencia.
Usando un CD/DVD o USB Live
La manera más sencilla de probar una distribución GNU/Linux es utilizar un medio extraíble en modo Live soportado por casi todas ellas, que nos permitirá instalar y ejecutar el sistema desde un CD/DVD o USB.
Para ello, descargaríamos la última distribución de Ubuntu (14.10) a nuestro disco duro y lo instalaríamos en el medio extraíble elegido utilizando aplicaciones como Universal USB Installer, UNetbootin u otras que ya comentamos en esta guía. El objetivo es crear un CD/DVD o USB que sea capaz de arrancar en el inicio del equipo y ejecutar la distribución sin modificar ni instalar nada en el disco duro.
Una vez creado nuestro medio de arranque con Ubuntu, reiniciaríamos el equipo y accederíamos a la BIOS (si no lo tenemos ya hecho) para que el primer dispositivo de arranque sea la unidad óptica o los puertos USB, dependiendo dóndo hayamos instalado Linux. Una vez arrancado, Ubuntu te ofrecerá la opción de probar o instalar Ubuntu. Elige la primera y así podrás probar la distribución desde un medio extraible que no interferirá para nada con el Windows instalado en el disco duro. Cuando termines tu sesión con Ubuntu, retira el medio y arranca normalmente para cargar Windows desde tu disco duro.
Usando una máquina virtual
Como explicábamos en la prueba de la Technical Preview Windows 10, el uso de una máquina virtual es ideal para ‘probadores compulsivos’ de todo tipo de software. Ubuntu no iba a ser menos y puede probarse sin necesidad de reiniciar el equipo y en una ventana de nuestro PC Windows o Mac.
Descargamos e instalamos una aplicación gratuita como VirtualBox. Descargamos la última distribución de Ubuntu (14.10). Abrimos VirtualBox, creamos una nueva máquina virtual, señalamos la .ISO de Ubuntu descargada y a correr. Las máquinas virtuales no son la panacea, necesitamos equipos potentes para la asignación de recursos y siempre notaremos una pérdida de rendimiento respecto a la instalación estándar. Para el caso que nos ocupa, un usuario Windows que quiere probar Linux es una opción muy recomendable.
Instalando Linux junto a Windows
Vale. Ya hemos probado Linux con alguna de las dos opciones anteriores y nos ha gustado, por lo quequeremos dar el salto instalando Ubuntu en nuestro equipo para no perder rendimiento, pero siempre sin perder datos ni nuestra instalación de Windows.
Tendríamos que crear un medio de arranque como hemos visto en la primera opción e iniciar desde un DVD o USB. Ubuntu arrancaría y nos mostraría la pantalla para ejecutarlo o instalarlo al disco duro. Elegiríamos la instalación y en la siguiente pantalla optaríamos por un método para que convivan los dos sistemas.
Hace años, este tipo de instalaciones conllevaba tocar las particiones o lidiar con problemas con el gestor de arranque lo que era desalentador para un usuario común. Hoy en día, el instalador está totalmente automatizado, creará las particiones necesarias ocupando espacio no utilizado por Windows y activará un gestor de arranque con opción dual que nos permitirá una vez reiniciado el equipo, iniciar Windows o Ubuntu indistintamente.
Otros métodos – Conclusiones
Hasta la versión 12.10 de Ubuntu, también podía utilizarse el instalador oficial Wubi. Una aplicación Windows para instalar Ubuntu a medio camino entre una máquina virtual y una instalación estándar, creando una instalación autónoma en una imagen de disco. Un método con problemas de rendimiento y soporte pero que era otra buena opción para una prueba inicial de Ubuntu y lo mejor era que podí desinstalarse desde Windows como cualquier otra aplicación.
Resumiendo. Que no hay motivos para no probar Linux en tu máquina Windows sin tener que ser un especialista como los muchos que participan en nuestro blog MuyLinux. Las ventajas de este tipo de instalaciones son claras: poder disfrutar o trabajar con lo mejor que ofrecen las dos plataformas en un mismo equipo. Juntos pero no revueltos.
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